jueves, 19 de enero de 2023

Mi texto de presentación de Nabla, riberas del tiempo

 Nabla, riberas del tiempo

Connie Tapia Monroy



Paula Irupé Salmoiraghi para Presentación del 7 de enero de 2023




Cuando empecé a leer este libro de cuentos que su autora nos envió gentilmente, sabía que encontraría algunas cosas que siempre me interesan y que quería hablar hoy con ella y nuestras cumpas de temas que ya hemos debatido varias veces y nunca cerrado. Se trata, por ejemplo, de los límites, los umbrales y las hibridaciones de los subgéneros narrativos que todas aquí cultivamos y consumimos (el fantástico, el terror, la ciencia-ficción) y, por otro lado, de nuestras escrituras como mujeres y como latinoamericanas. También quería hablar, como quiero siempre que nos encontramos, de las malditas distancias entre nuestras realidades creativas y editoriales, de las dificultades para escribir y publicar hoy en cada una de nuestras regiones, de las barreras para leer lo que se hace en cada uno de nuestros ámbitos.

De todo eso seguro hablaremos hoy, pero, además, este libro en particular me trajo un eje, un tópico que engloba y se metamorfosea en cada uno de los relatos de Connie. 

Ya desde el título lo vi aparecer como pregunta, como duda, como misterio. No sabía, antes de este libro, qué significa “Nabla” y, ahora que lo he googleado, creo que no lo entiendo o que su significado es múltiple y contradictorio. Por eso se me ocurrió escribir este texto-pregunta para abrir el intercambio. Dice google que nabla es un instrumento musical muy antiguo, semejante a la lira, que Nabla es la letra griega delta invertida (el triangulito cabeza abajo que aparece separando (o uniendo) cada cuento) y que nabla es un operador en forma de vector que se usa para indicar el cambio de valor en una variable. Ah, me dije, este debe ser el eje que vertebra todos los cuentos. Pero no supe encontrarlo o lo tuve delante de las narices y no sé explicarlo.

El libro tiene también un subtítulo y un prólogo que aportaron más misterios a mi curiosidad lectora: Riberas del tiempo es el subtítulo y en el prólogo se habla de relatos esperanzadores a la manera pandórica de “lo último que se pierde”. Pensé entonces en cuestionarnos cómo sería una ciencia-ficción de terror que plantee distopías utópicas. O un terror esperanzador que origine un género narrativo centrado en la paradoja como hipótesis futurística. A este batido tentacular al mejor estilo latinoamericano y feminista, se le agrega el ingrediente explícito de la localización en Arica, el lugar de Connie, en Santiago de Chile, en el río Mapocho, en nuestra tradición mestiza de nahuales, términos mapuches y dioses mayas. Nuestro sustrato permea la lengua del conquistador pero también el género literario nacido en inglés. El resultado es un humus de vitalidad reproductora incomparable.

Una vez llegada a este punto de análisis de lo que iba leyendo, el eje buscado apareció y se sostuvo hasta el final. Claro que es mi tema de lectura, que no es, imprescindiblemente, el que haya guiado la escritura y por eso planteo este texto como pregunta ante mis amigas reunidas: Vi en todos los cuentos un planteo sobre la identidad: la individual y la grupal, la humana y la vital, la de una niña que se define como maltratadora de gatos y deja de serlo, la de hologramas frente a humanos puros, la de ser “bifurcaciones” o “variables de cambio” en un río, la de ser “yo” o ser todas las mujeres vestidas de blanco como La Lola, la de Azael Fishman que es uno para sí mismo, otro para la enfermera, para el resto de la humanidad y para los Hombres Nabla, la de Sara Jermyn que se construye quijotescamente por sus lecturas de Olaf Stapleton, la de la “Borrada” cuyo ser o no ser radica en el poder de decidir sobre tu propio cuerpo o ser manipulada por una tanatopolítica incomprensible, la de alguien que se pregunta si el otro “¿Será como yo?” y en esa identificación se lo juega todo, la de quienes no están completos sin su nahual, la de quienes, creyendo recibir a “los navegantes” se encuentran repentinamente navegando, la del personaje del último cuento que deja de ser cuando estaba, precisamente, buscando llegar a ser.

Este es mi aleph identitario en este libro. Ustedes dirán 🙂


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